Jericó en una bandera agitada efusivamente. Jericó pitado por una caravana automovilística. Jericó en espectaculares, posters, programas de televisión, periódicos y Youtube. Su nombre en la estampa colocada en un vidrio de este taxi que me lleva ya muy tarde a mi casa.
¿Qué sé de Jericó?: Está casado y tiene hijos, mide 1.91 mts, es católico, del signo libra; lo cual, según sus palabras, lo hace "muy honesto y transparente"; confiesa que su mayor defecto es ser
demasiado transparente y su mayor virtud, ajá, es ser
totalmente transparente. Jericristo quiere ser presidente municipal. Por cierto, tenemos la misma edad.
De su contrincante, sólo sé que se ha fusilado frases y el logo de la campaña de Barack Obama. Nadie espera un conflicto internacional por esto.
Le pregunto al taxista ¿vas a votar por Jericó? No sé, me responde. Le hago otra pregunta: ¿Conoces una
tiendita por acá cerca? Claro, te llevo. Siento como que revivo.
La primer vez que me quedé seco de fiesta, hablé a la central de radiotaxis (Por cierto este servicio nació aquí, hace más de 30 años) y le dije a la señorita: ¿Me envía un taxista...
buena onda?
Contraté para mis viajes rutinarios a José Luiso. El primer día llegó 20 minutos tarde por mi. Una ofensa mayor para una persona cuya única cualidad consiste en la de ser puntual para las citas. Parecía que nuestra relación llevado-llevador no iba a celebrar un homenaje a la trayectoria.
Después de ese día, poco a poco, me fue cayendo bien: me despertaba de la congoja mañanera con reggeatón y siempre estaba contento. Cuando le agarré confianza, empecé a pedirle que me llevara a comer las cosas más extrañas de Saltillo. Así probé chicharrones genéricos (tripas de res fritas), chicharrón de ubre, cachete frito y cabeza de cabrito.
Una noche de fiesta se acabaron las cervezas. Preguntaron si alguien conocía un
clandestino (Acá se deja de vender cerveza a las 10:30 pm). Pus, chicle y pega:
¿José Luis? Dígame, patrón. ¿Conoces un clandestino? Claro. 11 sixes, por favor. ¿A dónde las llevo patrón? ...¿José? ¿Dígame? ¿Me puedes traer...
otras cosas?
Siempre lo invitaba a que pasara a echarse una chela. Siempre se negaba.
Me dijo que vivía con su exesposa y su hija. Me vio a los ojos para decirme que su ex aún le tenía ganas; más desde que ella un día le abrió la puerta del baño y lo encontró "tallándose la verga".
Relatome que había una chava que lo buscaba cada rato, la cual le proponía comprar un poco de
soda, unas cheves y pistear y cojer toda la noche. Se sentía orgulloso por esquivado dos veces esas blancas y rojas y negras intensiones. En lugar de eso, me confiaba, iba a la zona de los
putitos, quienes les ofrecían liberarlo de su/lechita/y/a/dormir a cambio de llevarlos sanos y salvos (y cenados) a sus casas.
Un día me pidió que le adelantara algo, un doscientón; que le había salido un negocio. Le di el billete y le dije: me voy a DF, te hablo el lunes. El lunes no contestó. Ni el martes, ni el resto de la semana. A las dos semanas su hija me contactó para pedirme un dinero que aún le debía a su papá por los viajes. ¿Pus qué le pasó?
A la tercer semana volví a verlo. Pasó por mi al trabajo. Lo invité a comer. Los tacos de carnitas le sacaron la verdad: había empeñado su taxi, dinero con el cual se encerró en el hotel 2 semanas con esta mujer bendita/maldita, un camión de cheve y el peso del dolor de su mirada en crack.
Fue mi chofer una semana más, luego desapareció de nuevo. Ahora, ni su familia lo encuentra.
Hay varias teorías. Una, que se unió a ciertos reggeatoneros que ahora se llaman JL, W y Yandel. Otra, que se unió al circo Richie, que estaba frente al Soriana "Morillo" y que recién levantó sus carpas. Su familia apuesta a que se regresó a Reynosa, donde su amigo
el gringo demostraba por qué era considerado el mejor cocinero de coca del mundo. Yo creo que sólo tomó su taxi, apagó el taxímetro y se hizo tragar por el desierto.
El que José ya no sea mi conductor ha tenido un lado bueno: He conocido varios taxistas, como Víctor Corona, tuerto, cuyo lema de vida mientras caminaba por su colonia era: "Tres pasos atrás, siempre vivirás." O Jorge, que asegura, fue violado por unas roomates lesbianas mientras él se bañaba. Qué decir de "El Reygadas", que me contó que había vivido exactamente la misma historia que sucede en la palícula
Japón, y que, cuando se lo hice saber, muy casualmente dejó de contarme su última hazaña de vida.