
Cumplo un año en una nueva ciudad. Ya siento la influencia de exactamente seis amigos que he conocido aquí y me gustaría decirles (agradecerles) lo que han hecho por mí. Sin ningún orden particular:
(1)
Junto a ti me siento como una niñita que juega a ser gente grande. Eres el cómplice de mi lado más inocente y mi compañero de juegos. Satisfaces mi más infantil necesidad de afecto: reconoces todos mis esfuerzos y jamás escatimas al concederme mérito.
Gracias a tu capacidad de penitencia eres dueño de mi más profundo respeto.
(2)
Evocas en mí la noción del antes y el después -quien he sido, soy y seré.
Me has redefinido el ideal de superación, el anhelo de explorarme – quien puedo ser y quien quiero ser.
Me liberas de decenas prejuicios -quien no soy y quien no puedo ser.
El sólo hecho de conocerte me reafirma los millones de posibilidades que existen.
(3)
Tú, como nadie, me produces admiración.
Cuando te conocí, admiraba tu pasión. Desde que te conozco de verdad, admiro tu fuerza.
Nadie como tú me ha obligado a examinarme hasta mis límites. Nadie como tú ha revuelto mi interior con los momentos más tiernos de vergüenza, de sufrimiento, de desesperación, de impotencia. Nadie como tú me ha forzado a cuestionar de la manera más minuciosa lo que significan el bien y el mal. Nadie, como lo haces tú, me quiere por características de mi personalidad que él mismo desenterró.
Para decirlo de la manera más clara que se me ocurre, existo gracias a que te conocí.
(4)
Tú me estimulas de las maneras más contrastantes.
Eres junto a mí alguien que me fascina ser. Eres alguien que no me gusta ser pero soy. Eres alguien que no quiero ser jamás. Pero sobre todo, eres alguien que quiero ser y no puedo.
Por eso, de ti aprendo de las maneras más diversas: con tus errores, con tus indicaciones y con tus ejemplos.
(5)
La razón por la que te quiero es sencillísima: eres puro. Parece que de alguna manera has logrado resguardarte a través de los años y te mantienes intacto. Tus pensamientos son libres, agudos y de un refinamiento al que aspiro. Eres mi mayor ejemplo a seguir de quien se mantiene fiel a su esencia.
(6)
Tú me escuchas.
Me aconsejas, te ríes conmigo, me aceptas, me compartes tus ideas y me quieres.
Simplemente me haces sentir importante.
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